viernes, 18 de noviembre de 2011

Inia geoffrensis ( delfin rosado)




Es el delfín de río más grande; el peso de los machos adultos llega a los 185 kg y pueden medir hasta 2,5 m. Como carácter distintivo, los adultos adquieren un color rosado, más acentuado en los machos. Es uno de los cetáceos con dimorfismo sexual más evidente, ya que los machos miden y pesan un 16% y 55% más que las hembras. Como los otros odontocetos posee un órgano llamado melón que utiliza para la ecolocación. La aleta dorsal tiene poca altura pero es muy larga y sus aletas pectorales son grandes. Esta característica, junto a su mediano tamaño y la falta de fusión de la vértebras cervicales, le confieren una gran capacidad de maniobra para desplazarse por el bosque inundado y para capturar sus presas.




Descripción

 

El boto es el delfín de río más grande. Los machos adultos alcanzan una longitud y peso máximos de 2,55 m (promedio 2,32 m) y 185 kg (promedio 154 kg), mientras las hembras llegan a medir y pesar hasta 215 cm (promedio 2,00 m) y 150 kg (promedio 100 kg). Es uno de los cetáceos con dimorfismo sexual más marcado (los machos miden y pesan 16% y 55% más que las hembras), siendo en este sentido único entre los delfines de río, en los cuales las hembras son por lo general más grandes.
La contextura del cuerpo es robusta, pero bastante flexible; a diferencia de los delfines oceánicos, sus vértebras cervicales no están fusionadas, permitiéndole a la cabeza una amplia gama de movimientos. La aleta caudal es ancha y triangular; la aleta dorsal, que tiene forma de quilla, tiene poca altura, pero es muy alargada y se extiende desde la mitad del cuerpo hasta la región caudal. Las aletas pectorales son grandes y tienen forma de remo. La longitud de estas aletas le permiten realizar movimiento circulares dándole una maniobrabilidad excepcional para nadar a través de la vegetación en la selva inundada; sin embargo esta característica le disminuye la velocidad de nado.
El color del cuerpo varía con la edad. Los recién nacidos y jóvenes tienen un tinte gris obscuro; en la adolescencia se trasforma en gris claro y los adultos se tornan rosados, como consecuencia de la abrasión repetida de la superficie de la piel. Los machos tienden a ser más rosados que las hembras debido a el traumatismo más frecuente por la agresión intraespecífica (entre individuos de la misma especie). El color de los adultos varía entre rosado sólido y moteado. En algunos adultos la superficie dorsal es más obscura; se cree que la diferencia en el color depende de la temperatura, trasparencia del agua y la ubicación geográfica. Se tiene registro de un ejemplar albino que fue mantenido en cautiverio durante un año en un acuario de Alemania.

Comportamiento

El boto tiende a ser solitario y no es frecuente verlo en grupos. Cuando lo hacen se congregan en asociaciones de hasta cuatro individuos. Lo más frecuente es observar parejas madre-hijo, pero pueden estar formados por grupos heterogéneos o por machos exclusivamente. Ocasionalmente se observan congregaciones más grandes en zonas con alimento abundante, como en la desembocadura de los ríos, o también pueden hacerlo para descansar y socializar.20 Existe una segregación importante durante la temporada de lluvias, en la cual los machos se ubican en los cauces de los ríos, mientras las hembras y sus crías se localizan en las zonas inundadas; en la temporada seca no existe tal separación.21
Los estudios en cautiverio han mostrado que el delfín rosado es menos tímido que el delfín mular, pero también menos sociable, muestra menor agresividad, es menos juguetón y demuestra menor comportamiento aéreo que este. Es muy curioso y es notable la falta de temor hacia objetos extraños. Sin embargo, es posible que en cautiverio no demuestre el mismo comportamiento que en su medio natural. En libertad exhiben variedad de comportamientos: sujetan los remos de los pescadores, se frotan contra los botes, arrancas plantas bajo el agua, arrojan palos y juegan con troncos, arcilla, tortugas, serpientes y peces.
Es un nadador lento; la velocidad más frecuente de desplazamiento varía entre 1,5 y 3,2 km/h, pero se han registrado velocidades máximas de entre 14 y 22 km/h y es capaz de nadar velozmente por largos periodos. Cuando emerge, la punta del hocico, el melón y la aleta dorsal aparecen simultáneamente sobre la superficie. Raramente sacan la cola del agua antes de realizar inmersiones. También pueden agitar las aletas, sacar la aleta caudal y la cabeza sobre el agua, esto último lo hacen para observar el entorno; raramente ejecuta saltos sobre la superficie, pero los jóvenes pueden hacerlo separándose del agua hasta un metro. Son más difíciles de entrenar que la mayoría de los otros delfines.


Reproducción

Las hembras alcanzan la madurez entre los seis o siete años y una talla de 1,75 a 1,80 metros. Los machos lo hacen mucho más tarde, cuando alcanzan aproximadamente dos metros de longitud. La época de reproducción es estacional y coincide con la temporada seca, cuando el nivel del agua es bajo. El periodo de gestación se prolonga durante once meses y la época de nacimientos ocurre durante la temporada de inundaciones. las crías al nacer pesan 80 kg y la etapa de lactancia se prolonga hasta por un año, con intervalos de dos a tres años entre cada embarazo.
Antes de determinar que la especie tenía un marcado dimorfismo sexual, se postuló que los botos eran monógamos. Posteriormente se demostró que los machos eran más grandes que las hembras y se les documentó esgrimiendo un comportamiento sexual muy agresivo en su medio natural y en cautiverio. Los machos presentan un grado importante de daño en las aletas dorsales, caudales, pectorales y el espiráculos debido a mordidas y abrasiones, en forma adicional a las numerosas cicatrices secundarias al rastrilleo de dientes. Esto sugiere una competencia feroz por el acceso a las hembras. Esto parece indicar un sistema polígamo de apareamiento, pero la poliandria y promiscuidad no pueden descartarse.
En animales cautivos se ha documentado cortejo y juego previo al apareamiento. Los machos toman la iniciativa mordisqueando las aletas de la hembra, pero en el caso en que la hembra no sea receptiva, puede reaccionar agresivamente. Se ha observado una alta frecuencias en las copulaciones, en una pareja en cautiverio se contaron 47 en el plazo de 3,5 horas, utilizando para ello tres posiciones diferentes: contactando el vientre en ángulo recto, yaciendo paralelamente cabeza a cabeza o cabeza a cola.
La temporada de reproducción es estacional y los nacimientos ocurren entre mayo y junio. El periodo de los nacimientos coincide con la temporada de inundaciones y es posible que esto proporcione una ventaja debido a que las hembras y sus crías permanecer en las áreas inundadas más tiempo que los machos. En cuanto el nivel de agua empieza a decrecer, la densidad de presas en los sectores inundados aumenta debido a la pérdida de espacio, ofreciendo a los lactantes la energía necesaria para suplir las altas demandas requeridas para el crecimiento. El periodo de gestación se estima en once meses y los partos en cautiverio toman de 4 a 5 horas. Nace una cría por cada gestación y una vez roto el cordón umbilical la madre ayuda al neonato a salir a la superficie para respirar. Al momento de nacer miden 80 cm de largo y en cautiverio se has registrado un crecimiento de 0,21 m por año. El periodo de lactancia toma cerca de un año y se ha registrado hembras preñadas que continúan lactando. El intervalo entre nacimientos se estima entre los 15 y 36 meses, y la duración de la crianza se prolonga hasta los dos a tres años.
La duración relativamente prolongada de la lactancia y la crianza sugiere un fuerte vínculo madre-hijo. La mayoría de las parejas observadas en su medio natural están constituida por una hembra y su cría. Esto sugiere que los largos periodos de cuidado parental contribuyen al aprendizaje y desarrollo de joven, como lo hace el delfín mular (Tursiops truncatus).

Dieta


La dieta del boto es la más diversa de la observada en cualquier otro odontoceto. Esta se compone de al menos 43 especies diferentes de pez agrupadas en 19 familias. El tamaño de las presas oscila entre los 5 y 80 cm, con un promedio de 20 cm. Los peces consumidos con mayor frecuencia pertenecen a las familias Sciaenidae (corvinas), Cichlidae y Characidae (tetras y pirañas); pero su dentadura heterodonta le permite acceder a presas provistas de caparazón como tortugas de río (Podocnemis sextuberculata) y cangrejos (Poppiana argentiniana). Su dieta es más diversa durante la estación húmeda, cuando los peces se esparcen en las zonas inundadas fuera de los cauces fluviales y se hacen más difíciles de atrapar, y se vuelve más selectiva durante la estación seca cuando la densidad de presas es mayor.
Usualmente se alimentan solos y son activos durante el día y la noche; sin embargo, cazan de forma predominante entre las 6:00 y 9:00 h y entre las 15:00 y 16:00 h; consumen cerca del 5,5% de su peso corporal al día. A menudo se ubican cerca a las caídas de agua y en la desembocadura de los ríos, momento en el cual se disgregan los cardúmenes de peces haciendo más fácil su captura. También se aprovecha de las perturbaciones hechas por los botes para atrapar a sus presas desorientadas. En ocasiones, incluso se asocian con los tucuxis (Sotalia fluviatilis) y las nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis) para cazar en forma coordinada; reúnen y atacan los bancos de peces al mismo tiempo. Aparentemente, existe poca competencia por el alimento entre estas especies, ya que cada una de ellas prefiere presas diferentes. También se ha observado que los botos en cautiverio comparten el alimento.


Comunicación

La especie, al igual que los otros delfínidos, utiliza silbidos tonales para comunicarse. La emisión de estos sonidos se relaciona con el momento en que regresan a la superficie, antes de realizar inmersiones, sugiriendo que tienen que ver con la alimentación. Los análisis acústicos han revelado que las vocalizaciones son distintas en estructura a los silbidos típicos de los integrantes de los delfínidos, incluyendo al de su pariente el tucuxi.


Hábitat

Dentro de las cuencas fluviales en las que hace presencia el delfín rosado, se ubica en casi todos los hábitats, incluyendo los cursos principales de los ríos, canales, desembocaduras de los afluentes, lagos y al final de los rápidos y caídas de agua. Los cambios cíclicos en el nivel de los ríos durante las temporadas de lluvias y sequía a lo largo del año, determinan directamente que áreas pueden ser ocupadas y la disponibilidad de alimento. Durante la estación seca, la especie se sitúa en los cauces principales de los ríos, debido a que los canales menores tienen muy poca profundidad y las presas se ubican a lo largo de las márgenes de los ríos. Durante la temporada de lluvias, los botos pueden desplazarse con facilidad a los tributarios más pequeños, a la selva y planicies inundadas.
Los machos y hembras parecen tener preferencia selectiva de hábitat; los machos regresan a los canales principales de los ríos cuando todavía los niveles de agua permanecen elevados, mientras las hembras y sus crías continúan en las zonas inundadas por más tiempo. La razón que el dúo madre-hijo permanezca más tiempo puede obedecer a múltiples razones. Las aguas más quietas permiten a los jóvenes descansar, lactar y propicia la consecución de alimento en un ambiente calmado, lejos de las corrientes fluviales. También disminuye el riesgo de agresión por parte de los machos hacia las crías y la depredación por parte de otras especies.

 

Conservación

En 2008, la especie fue catalogado por la lista roja de especies amenazadas en la Lista Roja de la UICN como en estado DD (datos insuficientes). La especie fue previamente catalogada como «vulnerable» pero se cambio el estado debido al monto limitado de información actual disponible sobre amenazas, ecología y tendencia de la población. En las áreas donde los delfines se han estudiado parecen bien extendidos y relativamente abundantes. Sin embargo estas áreas representan solo una pequeña proporción de la distribución total de la especie y a menudo son sitios donde están protegidos. No obstante, las informaciones de estas áreas pueden no ser representativas y puede no ser válida a largo plazo.
Sin embargo, por la contaminación y destrucción paulatina de la selva amazónica y debido a la vulnerabilidad de la especie se han tomado medidas para su protección en todos los países que habita. Sus mayores enemigos son la deforestación y aquellas actividades humanas que contribuyen a perturbar y alterar su medio ambiente.20 Una fuente de preocupación estriba en la dificultad que representa mantener ejemplares en cautiverio con vida, debido a la agresión intraespecífica y escasa longevidad. Por ello si la población del boto llegase a disminuir hasta niveles peligrosos en la naturaleza, correría un riesgo aún más alto de extinguirse por la dificultad de mantenerlo largo tiempo en cautividad.
En 2008, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) expresó preocupación por la captura de botos para utilizarlos como cebo en la Amazonia Central, lo cual es un problema emergente que se ha extendido a gran escala. La especie está incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), y en el Apéndice II del Convenio sobre la Conservación de Especies Migratorias de Animales Salvajes.
De acuerdo a la evaluación por parte del Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional en 2000, la población del boto parece ser grande y existe escasa o ninguna evidencia de decrecimiento de la población en número y área de distribución. Sin embargo, se reconoce la creciente intervención humana sobre su hábitat y se espera que en el futuro la consecuencia más probable sea la disminución de su rango y población. Por ellos se emitieron una serie de recomendaciones para garantizar el seguimiento apropiado a la especie, entre las cuales figura la implementación y publicación de estudios sobre la estructura de las poblaciones, la elaboración de un registro de la distribución de la especie, documentación sobre amenazas potenciales como la magnitud de operaciones pesqueras y ubicación de oleoductos, registros más detallados sobre los riesgos, distribución, cantidad de cada una de las poblaciones.

Amenazas

Caza y muertes deliberadas
Puede decirse que por lo general la especie ha sido protegida y respetada en el pasado; sin embargo, existen registros del uso de su aceite como fuente de luz por parte de los colonos portugueses. Los indígenas mura cazaban botos cerca de Manaos, Brasil; durante el siglo XIX y los tikuna y cocama los capturaban cerca a Leticia, Colombia y el el bajo Ucayali, respectivamente, por lo menos hasta la década de 1950. También se han utilizado los productos de ejemplares capturados accidentalmente para fabricar medicinas y como amuletos de amor. En los mercados de la Amazonia se comercializan ojos de «boto», pero los análisis moleculares han demostrado que provienen del delfín costero (Sotalia guianensis), al cual se le llama «boto» en algunas regiones.
En el departamento del Beni, Bolivia, se reportó la caza de la especie por medio de rifles y redes. En 1996, se adelantó una investigación para cuantificar el número de capturas incidentales y la comercialización de productos del delfín rosado, los resultados mostraron que las capturas son efectivamente accidentales y solo una pequeña cantidad de estos cadáveres son utilizados con propósitos comerciales.
En la Amazonia colombiana algunos pescadores han matado botos (mediante arpones, disparos y envenenamiento) para impedir al interacción con los aparejos de pesca. En la cuenca del Orinoco y la Amazonia peruana existen algunos reportes de muertes, debido también aparentemente a la interacción con los pescadores.
En el río Amazonas los delfines rosados han aprendido a tomar ventaja de algunas actividades pesqueras. Pueden romper las redes de pesca (en especial redes de cerco tipo lámpara) causando pérdidas considerables de peces y daños a los aparejos de pesca. También se reúnen para alimentarse de peces aturdidos por el uso ilegal de dinamita. En ambas circunstancias los pescadores pueden optar por matar los delfines.

Captura accidental
La implementación de redes de pesca de nailon ha incrementado las capturas accidentales en la especie. Desde mediados de la década de 1990 se difundió su uso para capturar «piracatinga» (Calophysus macropterus), convirtiéndose en la peor amenaza para la especie. Otra amenaza se deriva de la construcción de centrales hidroeléctricas en los principales tributarios del Amazonas, disminuyendo la disponibilidad de ciertas especies de pescado. Adicionalmente, las represas aíslan diferentes poblaciones, disminuyendo el intercambio genético y aumentando la posibilidad de extinciones locales.

Pesca excesiva
El uso de redes de malla de nailon se encuentra extendido en toda la Amazonia y con la presión ejercida por la pesca la competencia entre delfines y pescadores es más intensa. Sin embargo en el centro del Amazonas esta competencia es todavía mínima. Los análisis de la dieta en el boto han demostrado, que solo el 43% de las 53 especies incluidas en su menú son comercializados y que los peces capturados no tienen la talla suficiente para tener interés comercial.


 Bibliografia:

 http://es.wikipedia.org/wiki/Inia_geoffrensis

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